Hoteles Caninos – ¿Tu primera vez?
Casi sin darnos cuenta, nuestra interpretación acerca del lugar que ocupan las mascotas en nuestra vida se ha transformado hasta disfrutarlos y sentirlos como parte fundamental de nuestra familia. Este cambio se ve poco a poco reflejado en los servicios que hoy podemos encontrar y que, echando la vista atrás, veníamos echando de menos. ¿Os imagináis a vuestro abuelo organizando un viaje familiar con altas nociones de Tetris a la hora de cargar el vehículo — como si de una huída de guerra se tratase — preocupándose por la felicidad del perro durante la ausencia familiar? Un buen recipiente con agua y restos de las comidas de la semana bastarían para que el can los recibiera al fin del periodo vacacional.
Ahora, llevarnos a nuestra mascota junto a nosotros es también una opción, no obstante, no siempre es posible y eso puede generarnos un estrés añadido a la preparación de nuestras bien merecidas vacaciones. Y, si nosotros necesitamos y disfrutamos de unos días de cambio, de relax, de ocio y diversión fuera de nuestro ambiente habitual, ¿qué nos hace pensar que nuestra mascota sufrirá de esta misma experiencia? La opción de un Hotel Canino es ya una opción real. Un hotel pensado exclusivamente para el bienestar y la diversión de los animales, diseñado para encontrar cientos de olores diferentes, establecer nuevos vínculos de amistad, ejercitarse hasta quedar satisfechos, descansar como en casa y comer su dieta favorita, en definitiva, unas vacaciones también merecidas para nuestros pequeños.
El proceso de separación
“Me da mucha pena, va a pensar que lo estoy abandonando” son frases que escuchamos a diario cuando es la primera vez que alguien deja a su perrito en nuestro hotel. El perro, en cambio, ya ha salido de la zona de protección de su dueño, corre de aquí para allá olisqueando los diferentes parques, saltando encima de los colchones y acercándose a nosotras con ganas de juego. El proceso es más duro para nosotros, los dueños, que para ellos. Esto es un hecho.
Es importante que comprendamos la distinción entre el proceso de razonamiento que sigue nuestra mente —la mente humana— y la de nuestro perro. Es comprensible que la primera vez, el dueño experimente tristeza, preocupación e incluso sentimientos de culpabilidad, esto se explica porque son nuestros pensamientos los que provocan unas emociones determinadas. Por lo tanto, pensamientos como el anterior provocan emociones negativas. Ahora bien, nuestro perro no cumple ese tipo de razonamientos, no produce una cadena de pensamientos lógicos que le conduzcan a una determinada emoción. Si, por ejemplo, el dueño acude con su perro a visitar el hotel previamente al viaje y pasean por nuestras instalaciones para conocer el lugar, el perro se divertirá y guardará en su mente el recuerdo de ese ambiente divertido y apetitoso compartido con su dueño, que es quien le proporciona sensaciones de confianza, seguridad y liderazgo. Así pues, en el momento de volver al hotel para quedarse unos días, el perrito ya conoce el lugar, conoce al personal y lo tiene asociado con estímulos positivos, así como con la figura de su dueño.
Las primeras horas en el hotel
A pesar de que no haya pensamientos negativos que conduzcan a emociones en nuestro perro, sí es normal que las primeras horas en ausencia de sus dueños, el perro los eche en falta e intente buscarlos, tal y como ocurriría en cualquier momento durante el paseo en que el dueño salga de su campo visual. Como es algo natural y esperable, existe una solución muy sencilla para contrarrestar esta tristeza: el juego. Un perrito recién separado de su dueño metido en una jaula sin estímulos es normal que se sienta triste y experimente cierta ansiedad por la separación, pero evitar esta respuesta es tan sencillo como dejar a nuestro pequeño en un parque de juego, por ejemplo, con juguetes y cualquier otro perrito con el que muestre actitud positiva, así como que el personal le dedique un ratito y ocupen su mente estimulándolo. Cuando el proceso de separación se convierte en un juego con nuevos amigos peludos y nuevos humanos que te proporcionan caricias, juego y premios, no hay lugar en su mente para otra cosa. El rabito ya no deja de moverse y como todos sabemos, el rabito manda.
Y es este el objetivo de cualquier hotel, humano o canino, que el huésped no guarde otra sensación que la de bienestar, diversión y satisfacción.
Me ha encantando el articulo :)), seguro que ahora mucha gente se sentirá menos culpable o al menos hará mas llevadero el separarse de su mascota unos pocos dias. Me consta lo bien atendidos que estan los perritos en vuestro hotel y no me queda duda que lo pasarán fantásticamente alli, os elegiría mil veces!
Muchas gracias Laura. Cada vez más gente quiere lo mejor para sus peques y nos gusta que estén bien informados 🙂 ¡Ven a vernos pronto!